En el sexo, todo es cuestión de actitud

Trece rasgos que aseguran la mejor sexualidad.

Como siempre, hay que comenzar por: 

1- Conocimiento. El conocimiento es poder, en todos lados y también en la esfera sexual. Sobre todo porque gran parte de las creencias sociales sobre el sexo tienen que ver más que nada con la desinformación (del estilo: “la mujer que no tiene orgasmos es frígida”, “el hombre que tiene eyaculación precoz es acomplejado”, “el que tiene dificultades en la erección se vuelve contra su compañera”, y así sucesivamente), y la desinformación lleva a los malentendidos, a herir los sentimientos ajenos y a disminuir el placer sexual.

2- Valor. Hace falta un poco de coraje para tener buen sexo, sobre todo cuando hay que combatir el temor y la vergüenza. Temor de fallar, de parecer tonto, de no estar a la altura de las expectativas del otro, todo esto impide a la pareja experimentar, probar nuevas posiciones y técnicas o, simplemente, comunicarse y pedir lo que realmente necesitamos.

3- Libertad. La verdadera libertad sexual depende de liberarse del “debería”, del “deber ser”. Lo que importa es lo que yo y mi pareja queremos, no lo que “deberíamos querer”.

4- Implicarse. La satisfacción más intensa deriva de estar atentos e implicarnos realmente con nuestra pareja. Si lo único que hacemos es vigilar nuestro rendimiento, nunca lograremos esa conexión tan especial que es imprescindible para tener una gran relación sexual.

5- Confianza. El mejor sexo solo es posible cuando ambos se sienten lo suficientemente seguros y confiados como para permitirse ser vulnerables. Solo podemos dejar atrás las inhibiciones si tenemos la absoluta certeza de que seremos aceptados por el otro.

6- Generosidad. Como en todos los otros ámbito de la vida, solo quienes son capaces de dar y compartir pueden vivir y hacer vivir las mejores experiencias.

7- Comunicación. Si usted puede decir lo que quiere sin causar heridas innecesarias, entonces usted es un buen comunicador. Esto es siempre importante, pero en el dormitorio lo es más que nunca.

8- Amor. Sonará cursi, pero solo en un contexto de amor tiene el buen sexo posibilidades de repetirse y permanecer a lo largo del tiempo. 

9- Disposición a pedir ayuda. A veces las parejas tienen dificultades sexuales que no puede solucionar por ellas mismas. En lugar de dejar que esos problemas empeoren y afecten la relación, las parejas con la actitud adecuada buscan ayuda profesional para encontrar una solución duradera.

10- Buena salud. Cuidarse ayuda en todos los aspectos de la vida, y el sexo no es una excepción. Cuando me siento bien, vivo cada experiencia con mayor intensidad y puedo aprovecharla mucho más que cuando me siento mal o tengo enfermedades o problemas físicos. Obviamente, no todo se puede evitar o prevenir, pero hábitos saludables aumentan las posibilidades de tener buena salud... y buen sexo.

11- Equidad. Los prejuicios nos limitan, encerrándonos en categorías y roles pobres y simplistas: “el hombre debe dar el primer paso”, “la mujer debe ser pasiva”, etc. Esta regla nunca falla: cuanto más estrecha sea su mente, más limitada será su sexualidad.

12- Sensualidad. El sexo no se limita al orgasmo, ni se circunscribe solo a los genitales. Es, más bien, un proceso que debe ser disfrutado al máximo en cada una de sus etapas. Cuando ambos miembros de la pareja se focalizan en el placer sensual, la experiencia sexual en su totalidad es vivida al máximo.

13- Humor. Empezamos con el conocimiento, y terminamos con otro rasgo indispensable para una vida en plenitud: el humor. Acostumbramos a tomar el sexo (como muchas otras cosas) demasiado en serio, en lugar de considerarlo como algo divertido... y que muchas veces hasta puede resultar gracioso. El que conserve la capacidad de reírse en los momentos más embarazosos, seguramente sufrirá de menos ansiedad por su “rendimiento” sexual, y podrá llegar a transformar en placentera (para ambos) una situación que puede no haber comenzado del todo bien.


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